“Al menos es por una buena causa“, debieron pensar algunos antitaurinos cuando se emitió en Televisión Española la tradicional corrida de toros de ASPRONA —Asociación para la Atención a Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias de la Provincia de Albacete— el pasado día 4 de junio. Pero la corrida sigue envuelta en la polémica.
En primer lugar, levantó ampollas por ser emitida en horario infantil: la Asociación Animalista Libera denunció que la emisión vulneraba “la opinión de expertos y la normativa sobre contenidos audiovisuales“, tal y como se fundamenta en la Ley General de Comunicación Audiovisual, la cual prohíbe “la emisión de contenidos audiovisuales que puedan perjudicar seriamente el desarrollo físico, mental o moral de los menores, y, en particular, la de aquellos programas que incluyan escenas de pornografía, maltrato, violencia de género o violencia gratuita“.
Pero el propio reparto de ingresos, en una corrida supuestamente benéfica, también está en tela de juicio. Entre lo que se llevaron los ganaderos, las cuadrillas y otros gastos, el 97,6% de la recaudación no ha llegado a las manos de los niños discapacitados.
De los 147.215 euros del taquillaje, solo 3.480 euros llegaron a ASPRONA.
De hecho, ni siquiera llegan a los 5.329 que se recaudaron gracias a los donativos recibidos. Si fue aplaudido que al menos el matador Miguel Ángel Perera declinara la oferta de 50.000 euros de Radio Televisión de Castilla-La Mancha y prefiriera torear gratis, ahora en algunos círculos taurinos parecen tener dudas de que realmente haya sido así.
Corrida “benéfica” la de #Asprona? Coño, parece q cuadrillas y ganaderos tuviesen discapacidad intelectual @avat_ma pic.twitter.com/0XKT9l500M
— Julio Ortega Fraile (@JOrtegaFr) 22 de junio de 2016
El escándalo de la Corrida Toros televisada en “beneficio” de ASPRONA ¿Caraduras o algo más? https://t.co/OwN9ZiMS6l pic.twitter.com/VJoo9gw68R
— Enrique Tarragó (@etarrago) 29 de junio de 2016
También hay que señalar que la corrida marcó mínimo histórico en espectadores tras ser seguida únicamente por 877.000 aficionados. Es la corrida de toros que ha tenido la peor cuota de pantalla de la historia: 9,1%.
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Luego critican que hayan pintado de rojo esta estatua taurina —las respuestas en Twitter en este caso son absolutamente perfectas.