Esta mujer, de 35 años, tiene un talento inusual: aprendió a esculpir bebés absolutamente perfectos de su abuela política, quien hacía exactamente lo mismo. Sin embargo, los bebés de su abuela eran de tamaño real y los de ella… miden aproximadamente 5 centímetros y caben en la palma de la mano de cualquier persona.
Para la canadiense Camille Allen, hacer bebés miniatura se convirtió en un reto y una obsesión personal que tuvo que asumir después de haberse quedado con muy poca arcilla para hacer bebés de tamaño real.
De esta manera, para aprovechar al máximo la arcilla que le quedaba, empezó a crear estas pequeñísimas esculturas.
Se enamoró del primer bebé que hizo y desde entonces no ha dejado de fabricarlos.
Para ella, el proceso de creación ahora es mucho más que simplemente esculpir unas figuras…
Y es que el momento de finalizar cada escultura es un adiós doloroso para Camille.
Es doloroso porque los tiene que entregar a los clientes que pagan por su extraordinario trabajo.
Su pasión por los bebés radica en la idea de poder crear algo que antes no existía.
Y dice que su momento favorito es diseñar un rostro adorablemente humano a partir de una bola de arcilla sin vida.
Es obviamente un trabajo detallado y complejo.
Un trabajo en el cual invierten horas y mucha paciencia:
No he perdido ningún bebé que haya esculpido, pero cuando los sostengo con mucho cuidado entre mis dedos a veces se me resbalan de las manos. Es un balance delicado porque si los sostienes muy fuerte dejas marcadas las huellas de los dedos. Y se pueden destruir horas de mucho trabajo con tan sólo un deslizamiento de mi mano.
La dedicada artista:
¡Impresionante!